domingo, 10 de octubre de 2010

REVOLUCIÓN FRANCESA

REVOLUCIÓN FRANCESA
- La Revolución Francesa se ha considerado un hecho particularmente significativo en la Historia mundial, de tal manera que la política europea entre 1789 y 1914 estuvo basada en la lucha constante a favor o en contra de los principios declarados en ella.
Sin embargo, la Revolución no se puede considerar un hecho excepcional, sino un proceso lógico. Se explica como un estadio clave en la evolución de la sociedad, en el tránsito hacia una sociedad capitalista propio de los países Atlántico- occidentales.
De esta manera forma parte de las denominadas revoluciones burguesas, o revoluciones Atlánticas, donde se logró la transformación de las estructuras feudales en estructuras propias de sociedades capitalista, por medio de la unidad nacional y de la destrucción del régimen señorial.
Durante el siglo XVIII se produjeron diversas revoluciones burguesas, entre las que destacan la Independencia Americana, en 1776; la Revolución Irlandesa de 1782-1784; la Revolución Belga de 1787-1790), y la Revolución Holandesa de 1783-1787. La Francesa fue, sin embargo, la más dramática y la que tuvo mayores consecuencias, ya que este país era,en cuanto a población, una cuarta parte del continente europeo.


La Revolución Francesa se produjo en 1789 por una serie de hechos que actuaron conjuntamente, entre los que hay que considerar, dentro de la evolución lógica de los hechos históricos, la estructura de la sociedad, las transformaciones demográficas, la estructura económica del país, la influencia de las ideas ilustradas, y la evolución política singular.
Por ello, hay que hablar de las condiciones económicas europeas, y particularmente de Francia, en los años previos a la Revolución, puesto que en este país (la más poderosa y poblada de las viejas monarquías aristocráticas de Europa), aferrado al sistema absolutista y aristocrática, era donde las ideas ilustradas causaron mayores conflictos.


ESTRUCTURA SOCIAL
En el siglo XVIII la tierra era la principal fuente de riqueza.
El sistema señorial y los derechos señoriales conferían al aristócrata el poder. La burguesía, sin embargo, dirigía y controlaba las finanzas, el comercio y la industria, pero la aristocracia se mantenía a la cabeza de la jerarquía social. En la sociedad francesa prerrevolucionaria, el 70% no poseían privilegios jurídicos. La burguesía con ideas ilustradas, consideró que esta situación era insostenible, cuestionando el orden institucional.
El feudalismo, por otra parte, con sus prerrogativas frenaba la expansión de la burguesía y el avance del capitalismo; por ello la burguesía reclamaba la libertad política y económica, de empresa y comercio.
El ministro francés Tugot, fisiócrata, conocía la necesidad de explotar la tierra de forma racional, pero era consciente de que sólo lo lograría con la abolición de los privilegios feudales, ya fueran personales, o reales, sobre moneda, monopolios, u otros excepcionales. Las ideas de Turgot, que trató de decretar la libertad de empresa y comercio, chocaron con los intereses de la aristocracia, que en aquella época ascendía a 400.000 individuos en un población total de aproximadamente 23 millones. Los privilegiados dependían para mantener su ritmo de vida, del cobro de rentas y de otras execciones, pero en los años precedentes a la Revolución se redujeron sus ingresos por efecto de la inflación.
La aristocracia, en los años previos a la Revolución que vio peligrar sus rentas, se aferró a sus privilegios y acaparó los puestos administrativos y burocráticos, lo que fue en contra de los intereses de la burguesía.
En esta situación de crisis, la reforma fiscal que pretendía Turgot, para salir precisamente de ella, fue imposible por la férrea oposición de la aristocracia, aunque también es cierto que algunos miembros de este estamento conocían la razón profunda de los problemas y defendieron el cambio.
No hay que olvidar tampoco que la burguesía se afianzó como clase a través de las ideas filosóficas y económicas que más tarde se sintetizaron en la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano; estos derechos defendidos por el Tercer Estado son, fundamentalmente, el de la propiedad privada, la igualdad ante la ley, la defensa del sistema constitucional con Asamblea que representase al burgués y, por tanto, la idea de la Soberanía Nacional.


LA CRISIS ECONÓMICA
La crisis fue la causa directa de la Revolución de Francia de 1787. Durante los años anteriores a la Revolución, se produjo un aumento constante de los precios de los productos de primera necesidad, como son el trigo y la leña. Esta situación se debió a las malas cosechas, lo que produjo que los salarios fueran aproximadamente un 25% más bajos que entre 1726 y 1741.
Este contraste, la pérdida del poder adquisitivo, influyó sobre todo en las clases populares, que sufrieron los efectos del hambre y de la miseria; la aristocracia obtuvo menores ingresos y la burguesía, por el contrario, se benefició de la situación por un incremento de los beneficios en el comercio.
El aumento demográfico, con una tasa de un 40% de la natalidad unido a un descenso de la mortandad, que se situó en un 33%, agudizó los efectos de la crisis.
Como factores adicionales, el Estado tuvo que declararse en bancarrota, incapaz de soportar los gastos excesivos por la participación en la Guerra de los Siete Años y en la de Independencia de los Estados Unidos.


LA EVOLUCIÓN POLÍTICA
Los estados Generales
La solución al problema económico era, según Calonne y Brienne la "subvención territorial", pero esta solución se desechó en 1787.
Concordet, La Fayette, Danton y Mirabeau llevaron a cabo la convocatoria de los Estados Generales, que no se habían reunido desde 1614, para tomar decisiones sobre el problema. La aristocracia quiso aprovechar la ocasión para tomar las riendas del Estado, sin tener en cuenta la crisis económica; querían afianzar sus privilegios feudales.
Tras la convocatoria de los Estados Generales se elaboraron los Cuadernos de Quejas (de los que hoy conservamos casi 40.000), en los que los diputados se dirigían al rey con sus peticiones y problemas. El 5 de mayo de 1789, los 1139 diputados (561 entre clérigos nobles y 578 entre representantes del Tercer Estado y del Estado Llano) se reunieron por primera vez. Sin embargo, desde el comienzo surgieron los problemas sobre el modo de votar. La burguesía planteó, amparada en las ideas ilustradas y en su poder económico, una revolución jurídica; pretendían que a cada persona correspondiera un voto, y no un voto común para cada estamento.
Dada la entidad de esta propuesta, el acuerdo fue imposible, y los miembros del Tercer Estado rompieron con la legalidad y abandonaron los Estados Generales. Como promotores de la postura del Tercer Estado destacaron Sieyés, Barnavé, Mounier, encabezaron la Revolución.
Los representantes del Tercer Estado, reunidos en un frontón, se plantearon la idea de hacer triunfar la Soberanía Nacional y declarar la igualdad jurídica. Por ellos proclamaron la legalidad de sus tesis a través de la organización de una Asamblea Nacional Constituyente. En ella, los representantes juraron seguir delante con sus propósitos, y continuar reunidos hasta la elaboración de una Constitución, que iniciaría un nuevo sistema de Estado. A las reuniones invitaron a los miembros de los otros estamentos. El rey, ante estos hechos, tuvo que aceptar esta iniciativa y declarar el inicio de la asamblea nacional Constituyente.


La Revolución se fue extendiendo por ciudades y pueblos, creándose nuevos ayuntamientos que no reconocían otra autoridad que la Asamblea Nacional Constituyente. Los campesinos dejaron de pagar impuestos y destruyeron castillos y todo lo que simbolizaba a la aristocracia. La Asamblea Nacional, actuando detrás de los nuevos acontecimientos, suprimió por ley las servidumbres personales (abolición del feudalismo), los diezmos y las justicias señoriales, que ya habían sido suprimidos de hecho por el campesinado, instaurando la igualdad ante el impuesto, ante penas y en el acceso a cargos públicos. El rey, junto con sus seguidores militares, retrocedió al menos por el momento. Lafayette tomó el mando de la Guardia Nacional de París y Jean-Sylvain Bailly, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, fue nombrado nuevo alcalde de París. El rey visitó París el 27 de julio y aceptó la escarapela tricolor.
Sin embargo, después de estos actos de violencia, los nobles, no muy seguros del rumbo que tomaría la reconciliación temporal entre el rey y el pueblo, comenzaron a salir del país, algunos con la intención de fomentar una guerra civil en Francia y de llevar a las naciones europeas a respaldar al rey. Éstos fueron conocidos como los émigrés («emigrados»).
La insurrección motivada por el descontento popular siguió extendiéndose por toda Francia. En las áreas rurales, para protestar contra los privilegios señoriales, se llevaron a cabo actos de quema de títulos sobre servidumbres, derechos feudales y propiedad de tierras, y varios castillos y palacios fueron atacados. Esta insurrección agraria se conoce como La Grande Peur (el Gran Miedo).
El 4 de agosto de 1789, en la llamada «Noche de la locura», la Asamblea Nacional Constituyente abolió el feudalismo, eliminando las prebendas que recibía el clero y los derechos señoriales de los nobles (como por ejemplo, el privilegio de no pagar impuestos del que gozaban). En cuestión de horas, los nobles y el clero perdieron sus privilegios. El curso de los acontecimientos estaba ya marcado, si bien llevó cuatro años la implantación del nuevo modelo.

PÉRDIDA DE PODER DE LA IGLESIA

La revolución se enfrentó duramente con la Iglesia católica que pasó a depender del Estado. En 1790 se eliminó la autoridad de la Iglesia de imponer impuestos sobre las cosechas, se eliminaron también los privilegios del clero y se confiscaron sus bienes. Bajo el Antiguo Régimen la Iglesia era el mayor terrateniente del país. Más tarde se promulgó una legislación que convirtió al clero en empleados del Estado. Estos fueron unos años de dura represión para el clero, siendo comunes la prisión y masacre de sacerdotes en toda Francia. El Concordato de 1801 entre la Asamblea y la Iglesia finalizó este proceso y establecieron normas de convivencia que se mantuvieron vigentes hasta el 11 de diciembre de 1905, cuando la Tercera República sentenció la separación definitiva entre la Iglesia y el Estado. El viejo calendario gregoriano, propio de la religión católica fue anulado por Billaud-Varenne, en favor de un «calendario republicano» y una nueva era que establecía como primer día el 22 de septiembre de 1792.


LA OPINIÓN PÚBLICA
Debido a los cambios surgidos a partir de la revolución francesa, Sartori afirma que la OPINIÓN PÚBLICA surge contemporánea a la democracia liberal, afirmando que es durante esta etapa que se constituye un público que manifestaba sus opiniones, y es de esta manera como adquiere especificidad la esencia del concepto que anteriormente había existido en otras categorías políticas: vox populi, la pubblica voce, y el volkgeist.

A decir de Roger Chartier, el tribunal de la opinión pública juega hoy en día un papel decisivo en la cultura política moderna. De ahí justamente que el aporte más significativo de la Revolución Francesa sea la noción de opinión pública.


FUENTES:

sábado, 9 de octubre de 2010

EDAD MEDIA

Durante el siglo XVIII español, el concepto de opinión pública equivalía a “opinión de la multitud”, normalmente expresada a través de una reunión masiva. A finales de este siglo, sin embargo, empieza a adquirir connotaciones cualitativas y adquiere las notas propias que le otorgaría el liberalismo, como instrumento de guía y control del gobernante.

      La Edad Media cambiará los términos de las referencias antes planteados por el de la fe y que no serán abandonados sino con el Renacimiento. Será Nicolás Maquiavelo, en El Príncipe, quien desarrollará las ideas básicas de la comunicación política entre gobernantes y gobernados.


      La Edad Media, una etapa histórica que se considera “oscura” para el devenir de las artes y de las ciencias, se caracterizaba por un orden que emanaba de Dios y, por tanto, inmutable, en el que cada hombre tenía unas funciones. Sin embargo, será a partir de las revoluciones burguesas y de la alianza entre el pueblo y la burguesía cuando las clases populares comenzaran a sentirse un sujeto político activo.

En la Edad Media, desaparecerá totalmente la esfera pública y se asentará un régimen de publicidad representativa, en el cual la nobleza dominante se contentaba con ofrecer al pueblo el espectáculo del poder.  El siglo XVIII es el siglo vital en la conquista o en el resurgimiento de lo que se denomina “espacio público”, sobretodo en Francia y en Inglaterra. La clase burguesa, en ascenso en la Europa Occidental y en lucha contra las prerrogativas del Estado Absolutista, logró crear un espacio de debate entre el Estado y la sociedad civil.


      Con las primeras revoluciones burguesas, se articula un espacio público que ofrece a los ciudadanos la posibilidad de debatir y discutir el ejercicio del poder estatal. Este debate estimuló el pensamiento crítico y racional gracias a instituciones como los periódicos, los círculos literarios y los cafés: “La publicidad políticamente activa no está ya subordinada a la idea de una disolución del poder: más bien ha de servir al reparto de éste; la opinión pública se convierte en una mera limitación del poder. A partir de entonces hay que procurar que ese poder más fuerte no aniquile a todos los demás. La interpretación liberalista del Estado burgués de derecho es reaccionaria: reacciona frente a la fuerza adquirida en las instituciones de ese Estado por la idea de autodeterminación de un público raciocinante tan pronto como éste es transformado por la entrada de las masas, incultas y desposeídas . En este sentido, fue fundamental el papel de las casas de café en Gran Bretaña y de los salones en Francia para el afianzamiento de unos nuevos espacios públicos donde se discutía de diversos temas. El descubrimiento de América, las guerras, las novedades literarias o las noticias cortesanas eran los temas más comentados en estos lugares. Al principio, estos espacios eran bastante restrictivos para todos aquellos que no pertenecieran a la aristocracia. Sin embargo, con el paso del tiempo se fueron abriendo y pudo acceder la burguesía. Además, los asuntos políticos hicieron acto de presencia en estos salones y casas de café. Con las primeras revoluciones burguesas y el auge de la prensa, el espacio público fue extendiéndose a amplias capas de la población. Esto permitió que un cierto grupo de ciudadanos empezara a emitir sus propias valoraciones sobre los asuntos de interés general.




La separación entre lo público y lo privado permaneció por varios años a lo largo de la Edad Media, perdiendo gran parte de su significación, pero no por completo. En efecto, tras la caída del Imperio Romano, la iglesia Católica ofreció a los hombres un sustituto a la ciudadanía que anteriormente había sido prerrogativa del gobierno municipal. La tensión medieval entre la oscuridad de la vida cotidiana y el grandioso esplendor que presentaba y esperaba a lo sagrado, corresponde al ascenso de lo privado a lo público en la antigüedad.

     Al decir del historiador Slavery Barrow, “mientras que cabe identificar con cierta dificultad lo público y lo religioso, la esfera secular bajo el feudalismo fue por entero lo que había sido en la antigüedad la esfera privada. Su característica fue la absorción, por la esfera doméstica, de todas las actividades y, por tanto, la ausencia de una esfera pública”.El testimonio y legado de la cristiandad, que marcó un hito en la historia de Occidente y que partió en dos el transcurrir histórico, es decir, Antes y Después de Cristo, ahonda aún más la brecha existente entre lo público y lo privado.


      San Agustín, entre otros, es referente obligado para incursionar en esta temática: “La moralidad cristiana, diferenciada de sus preceptos religiosos fundamentales, siempre ha insistido en que todos deben ocuparse de sus propios asuntos y que la responsabilidad política constituía una carga, tomada exclusivamente en beneficio del bienestar y salvación de quienes se liberan de la preocupación por los asuntos públicos”. Ahora bien, la bondad en el sentido absoluto, diferenciada de lo “bueno para” o lo “excelente” de la antigüedad griega y romana, se conoció en nuestra civilización con el auge del cristianismo. El famoso antagonismo entre el primer cristianismo y la res pública, tan admirablemente resumido en la frase de Tertuliano “nec ulla magisres aliena quam pública” (ninguna materia nos es más ajena que la pública), se entiende como una consecuencia de las tempranas expectativas escatológicas que sólo perdieron su inmediato significado cuando la experiencia demostró que incluso la caída del Imperio Romano no llevaba consigo el fin del mundo.



       La hostilidad de la jerarquía cristiana hacia lo público y la tendencia al menos en los primeros cristianos de llevar una vida lo más alejada posible de la esfera pública, puede también entenderse como una consecuencia evidente de la entrega a las buenas acciones, independiente de todas las creencias y esperanzas. El ejemplo que recrea esta aseveración lo constituye el hecho de que en el momento en que una “buena acción” se hace pública y conocida, pierde su específico carácter de bondad. Entre tanto, cuando aquella se presenta de manera abierta, deja de ser bondad, aunque para la moral cristiana puede seguir siendo útil como caridad organizada o como acto de solidaridad. Incluso, un postulado de la cristiandad establece como regla para sus seguidores “el procurar que las limosnas no sean vistas por los hombres”.
La bondad, entonces, sólo existe cuando no es percibida. Quien se ve desempeñando una buena acción, deja de ser bueno. Por lo tanto, “que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha”.



Fuentes:

 Historia y crítica de la opinión pública. Jürgen Habermas

domingo, 3 de octubre de 2010

ENTORNO SOCIOPOLÍTICO-ECONÓMICO DE LA ILUSTRACIÓN

Durante los siglos XVII, XVIII y principios del XIX se llevaron a cabo en Europa revoluciones políticas, así como transformaciones económicas e industriales y una revolución de las ideas: La Ilustración.



Se llama ilustración al movimiento cultural que modificó la manera de pensar sobre el hombre, la naturaleza y el universo; basado principalmente en la razón y la experiencia humana. Se desarrolló con mayor auge en Francia del siglo XVIII.     
 
 En Francia: Surgen problemas sociales y políticos que estudiaron Montesquieu, Voltaire, Diderot y Rousseau. En Inglaterra: Surge una combinación del empirismo de Locke y Berkeley que estudiaronj Newton, David Ricard y Adam Smith.
En Alemania: Surge un análisis de los fundamentos y la razón estudiados por Imanuel Kant                                                                                                                                                  
La ilustración tiene sus principios en la RAZÓN, EMPIRISMO, DESEO DE CONOCIMIENTO, PROGRESO Y FELICIDAD, CRITISISMO, UTOPISMO Y REFORMISMO.


                                                                  ÁMBITO SOCIAL
 Los ilustrados iniciaron el estudio de la sociedad, ya que todo lo existente esta regida por un orden natural. Se estipulaba que los derechos del hombre son: libertad, igualdad, trabajo, propiedad, vida, justicia, religión, etc. Para el cumplimiento de este se debía establecer un Contrato Social entre la sociedad y el Estado, para que limite el ejercicio del poder, un gobierno democrático, afirmar la soberanía del pueblo y los medios para eliminar la monarquía absoluta.


EL CONTARTO SOCIAL DE ROUSSEAU


  • El gobierno es el representante del pueblo y debe respetar los derechos humanos, y las desiciones se someten a desición de la mayoria para convatir el egoismo y la violencia.
  • El hombre vive en sociedad y el contrato da la base a la vida social.
  • El pueblo es el soberano, el cual, puede elegir y derrocar a los gobernantes conforme al interés de la nación.
  • El gobernante sirve al pueblo a través de las leyes que expresan la voluntad popular.


                                                                       ÁMBITO POLÍTICO
Dentro de la ilustración, se desarrollo el conocido Depotismo Ilustrado que era un sistema político donde un principe culto y filosófico se entregara con pasión a las reformas administrativas, económicas y educativas. Sin embargo, la aplicacion de esta política ilustrada permitió a los déspotas ensanchar el poder del Estado y reducir la competencia de otros poderes como la Iglesia.


VOLTAIRE
  • Critíca al antiguo regimen y la religión.
  • Defiende al individuo y a su Derecho Natural.
  • Creación del parlamento.
  • Tolerancia Religiosa.
  • Liberar la Economía
  • Reformar y asegurar la libertad y bien estar social.
MONTESQUIEU
  • Parlamento.
  • Poder Legislativo (Elabora leyes y recide en el parlamento)
  • Poder Ejecutivo (Cumple la ley)
  • Poder Judicial (Administra la justicia)


                                                                    ÁMBITO ECONÓMICO


En el ámbito económico, fueron dos las teorías de la ilustración: En Inglaterra surgió el librecambismo y la economía clásica (Adam Smith y David Ricard) con su libertad económica Laisser Faire y la necesidad al libre funcionamiento del mercado, la actividad económica mediante la competencia y la iniciativa privada.


Mientras que en Francia, se impulsó las doctrinas fisiocratas con Quesnay, que introdujeron el sistema económico como un flujo continuo de rentas que circulaban de una clase a otra, regido por un orden natural subyacente gobernado por la propiedad privada.


                                                              ÁMBITO RELIGIOSO


En la religión se realizan las primeras formulaciones del deísmo, el ateísmo y el satanismo y se estudia la naturaleza desde el punto de vista científico, abandonando las viejas concepciones. Para la mayoría de los filósofos, la ilustración incluía el rechazo del cristianismo tradicional. La aparición en el seno de la Ilustración de estas tendencias religiosas se terminaron de desarrollar en la Revolución francesa.
Se tenía una concepción espiritual de la iglesia. La religión se convierte en un compromiso personal con Dios, abandonando las imposiciones de esta institución, que según los ilustrados ocupaban el lugar de Dios. La Ilustración se caracterizaba por la pluralidad y la tolerancia. Convivirán ortodoxos, católicos y protestantes; deístas y partidarios de la religión natural. Pero también había ateos.
La Iglesia estaba sometida al Estado absoluto, lo cual generó conflictos en los países católicos, ya que dependían a su vez de las decisiones del pontifice en Roma.

La opinión pública en esta etapa estaba determinada por los grandes pensadores como: Rosseau,Montesquie, Diderot, Voltaire, etc; quines establecion una estructura social y política para guiar al Estado y a la sociedad.

por: VIRIDIANA CRUZ AGUILERA

Bibliografía:
*Ramírez Campos Silvia, et al; Historia 2 Edad Moderna y Contemporánea, Ed. Prentice Hall, México, 1998
CIBERGRAFIA:
www.ilustracionmexico.org/

sábado, 2 de octubre de 2010

REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

Se conoce como Revolución Industrial al cambio en la forma de producción manual por la mecánica. Este movimiento se inició en Inglaterra hacia mediados del siglo XVIII, cuando se reunieron las condiciones que hicieron posible: ser el primer país en modernizar su agricultura y ganadería, impulsar a través del sistema colonial, lo que ayudó a aumentar sus capitales.
Fue el resultado de múltiples cambios sucedidos en Europa. En la economía, se eliminaron las formas feudales de producción agrícola, lo cual estimuló enormemente el comercio y la industria. El capitalismo se fortaleció con la acumulación de capital, producto del desarrollo del comercio mundial y de la explotación colonial.
En el ámbito social, se estableció una sociedad de hombres libres; se concentró la población en las ciudades y se consolidó la burguesía, promotora de grandes cambios económicos y políticos.
EL NACIMIENTO DE LA CLASE OBRERA Y DE LA BURGUESÍA INDUSTRIAL.
Con la Revolución Industrial no sólo se transformó la economía mundial, sino también la estructura de la sociedad: las ciudades industriales crecieron aceleradamente, se intensificó la emigración campesina, proliferaron las epidemias y, desde luego, se desarrollaron la burguesía industrial y la clase obrera.
LA IGLESIA Y LA CUESTION SOCIAL
Durante la primera mitad del siglo XIX, la Iglesia católica comenzó a manifestar su preocupación frente a la presencia de un proletariado empobrecido y en constante aumento.  La Iglesia, adopta  soluciones que pasaban por la caridad.  En Francia, por ejemplo, fue creada la Sociedad de Moral Cristiana, de la que surgieron numerosas instituciones cajas de ahorro y sociedades de socorros mutuos.  La Sociedad tenía un comité para el perfeccionamiento moral de los presos y otro para la ubicación de éstos.
Hacia 1891, el Papa León XIII dictó la encíclica Rerum Novarum en la que la Iglesia trató problemas propios del mundo contemporáneo, como el salario, y expresó su preocupación por las condiciones de vida de los trabajadores.
Pío X, el Papa que sucedió a León XIII, desatendió el reformismo religioso de su antecesor e impulsó el integrismo concepción religiosa por la cual la vida profana (es decir, aquella que no se ajustaba a los principios religiosos) debía subordinarse a los principios inmutables del catolicismo, como también, a las decisiones que la Iglesia adoptara.  De este modo, todo católico permanentemente debía dar muestras indudables de profesar una fe íntegra y absoluta.
PRINCIPALES CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
  • Mejoras en la producción agrícola
  • Aumentó la extensión de la industria
  • El mejoramiento de los transportes y comunicaciones
  • El surgimiento de la clase obrera
Las ciudades crecieron en formas desproporcionadas y los obreros vivían en hacinamientos, en condiciones miserables e insalubres, carente de todos los servicios y de derechos laborales.
El desarrollo de la burguesía industrial. En las ciudades vivían los nuevos ricos rodeados de lujo; dueños de fábricas, industrias, minas, bancos; además, los grandes propietarios de tierras, con gran influencia en la política; en su conjunto, formaron la nueva clase social de los capitalistas industriales. Todas estas condiciones sociales y económicas generarían el descontento de la clase obrera y movimientos en contra del sector privilegiado.                                                                                                                  Fueron muy significativos los avances técnicos en la agricultura y en el transporte; pero sobre todo en la industria textil, que inició el empleo de una nueva maquinaria. 
El movimiento industrial se inició cuando James Hargraves inventó en 1764, la maquina textil conocida con el nombre de Spinning Jenny, cuya capacidad de producción era superior a la de 36 hiladoras de rueda. Dicha máquina fue el punto de partida de un proceso de perfeccionamiento que se fue realizando con correr los años. Edmundo Cartwright, en 1784 inventó el telar mecánico operado con fuerza hidráulica, el cual aceleró considerablemente la fabricación de tela. También se destacó el norteamericano Ely Withney, quien creó en 1793 la desmotadora de algodón, que hizo posible utilizar más adecuadamente la fibra.
Por otra parte, en todos los países se empezaron a producir cambios en la forma de explotar la tierra, al reincorporar nuevas técnicas en la agricultura que permitieron romper los techos de producción de los agricultores. Los procedimientos tradicionales suponían una gran limitación, la cual fue resuelta a través del cambio en los cultivos.
En el primer cuarto del XVIII apareció una serie de innovaciones que se concretaron en las formas de plantar las semillas (en surcos), los cambios en el arado, (aplicando un nuevo modelo) y en el perfeccionamiento de la técnica del drenaje. Posteriormente, en el XIX, aparecieron las primeras máquinas agrícolas (por ejemplo, la trilladora a finales del XVIII).
También la máquina de vapor fue de gran importancia en el desarrollo de los barcos y ferrocarriles.
La aparición del ferrocarril se establece buscando un complemento al transporte fluvial. A partir de 1825 entraron en servicio los primeros ferrocarriles prácticos movidos por máquinas de vapor inventadas por George Stephenson, que permitían mayor velocidad.
El ferrocarril se convirtió finalmente en un medio eficaz para transportar productos en grandes cantidades, y se fue utilizado como instrumento para activar el desarrollo económico de las zonas a atravesar. Fomentó la industria no solo por el intercambio, sino también por su propia demanda, sobre todo en material metalúrgico.
Minas, siderurgia, gas, ferrocarril, fueron productos muy relacionados entre sí. El proceso de industrialización se vio así activado.


EL LIBERALISMO Y LA REVOLUCION INDUSTRIAL
Hacia el final del siglo XVIII, las ideas renacentistas habían llegado a todos los ámbitos de la actividad humana, y la economía no podía ser ajena a los anhelos de libertad, en contra del orden feudal, con el absolutismo de los reyes y la Iglesia, donde todo estaba reglamentado de tal forma que se obstaculizaba la libertad económica y de pensamiento.
En la liquidación de la sociedad feudal contribuyeron muchos factores como el surgimiento de los Estados nacionales, el advenimiento del reformismo religioso con Lutero y Calvino, la revolución liberal de Cromwell en Inglaterra, el creciente aprecio por el avance científico y las riquezas terrenales, fueron importantes puntos de apoyo para la transformación del orden social superando la tradición medieval, liberaron el ingenio humano situándolo en una nueva cultura, apoyada en la búsqueda del beneficio individual, a través del mercado libre.
Fueron los ingleses los primeros en emprender la construcción de un capitalismo industrial, y de una teoría económica que daría más importancia a la producción que a la circulación de mercancías, basada en las ideas liberales. El Estado debería ser sólo un vigilante y no intervenir en los negocios, dejando las actividades económicas a los particulares, y la formación de los precios al libre juego de las fuerzas del mercado. La revolución liberal acabaría con la influencia económica y política de la Iglesia, el rey, y los señores feudales.
En la época de Smith, al final del siglo XVIII, el comercio entre la ciudad y el campo aún era evidentemente ventajoso para ambos, sin embargo, muy pronto esto cambiaría para siempre, la Revolución Industrial, durante los siglos XIX, y XX, se produjo en las ciudades símbolo del capitalismo industrial, y en ellas se acumuló el capital, haciendo suya la mayor parte del producto y el ingreso de una nación, dejando en el olvido a la cultura rural, transformada por la migración a las ciudades.
Desde el comienzo de la escuela clásica con Adam Smith, David Ricardo y otros defenderán el régimen de opinión frente al despotismo. Cada uno de sus representantes aportaría elementos favorables para el desarrollo de las libertades individuales, entre ellas las de opinión. Frente a este planteamiento se eleva la concepción marxista. Para Marx y Engels, no existe una opinión pública general que nace en la sociedad civil, sino una opinión que pertenece a la clase dominante. Por ello, para el marxismo la ‘falsa conciencia’ se condensaría en la opinión pública oficial.



CONSTRUCCIÓN DE LA DEFINICION DE OPINIÓN PÚBLICA
La opinión pública de este siglo se encontraba en gran medida, representada por la clase burguesa que imposibilitaba y negaba la participación del proletariado en la vida política, social y económica del estado. Asimismo la industrialización por medio de maquinaria automatizada, la división del trabajo y la desigualdad social provocó que la clase obrera demandara mejores condiciones y derechos laborales.
 Bibliografía:
*Ramírez Campos Silvia, et al; Historia 2 Edad Moderna y Contemporánea, Ed. Prentice Hall, México, 1998, 247pp.
*IMÁGENES:
http://creartehistoria.blogspot.com/2009/12/revolucion-industrial.html

OPINIÓN PÚBLICA EN LA ANTIGUEDAD II

GRECIA
Los griegos fueron los primeros hombres que trataron de explicar el mundo en forma racional, dejando de lado las supersticiones religiosas y basándose únicamente en la observación de la realidad. Una vez que observaban un fenómeno, intentaban explicar las causas que lo provocaban, es decir, intentaban encontrar las leyes que rigen la naturaleza. Esta búsqueda sistemática constituye el punto de partida de la ciencia.


El primer científico griego fue Tales, que nació en una ciudad jónica llamada Mileto hacia el año 640 a.C. Este personaje se preocupó por encontrar los elementos fundamentales que componene el mundo.
Por su parte, Demócrito pensaba que todo que todo lo que existe se compone de partículas sólidas e indivisibles, que llamó átomos.

Dentro de las matemáticas se distinguen Pitágoras y Eudoxo. Aristóteles realizó una síntesis del pensamiento griego. Hizo grandes aportaciones a la botánica y a la zoología. En la medicina destaca Hipócrates.
Para la opinión pública en la Grecia Antigua lo importante era guiarse únicamente por la razón, ya que ella era la que llevaba al hombre a alcanzar la verdad y a conocer el mundo que lo rodeaba.

Este mismo pensamiento es el que provocó que en esta época, enamorarse era visto como una forma de estupidez humano y por lo tanto algo que debía evitarse a toda costa.
Los griegos,como ya se mencionó, buscaban racionalizar cualquier situación a la que se enfrentaban. Por ello, en los diálogos de Platón (Fedro o del amor) se analiza al amor desde la perspectiva de que es un deseo regido por dos principios: el deseo y el bien.
Sin embargo, dentro de este mismo diálogo se encuentran puntos de vista contrarios. Por una parte se exalta que el amor no puede provocar el mal y que incluso el delirio que provoca el estar enamorado es una manera de acercarse a lo divino, mientras que por otra parte se considera que el amor es egoísta y procura siempre el mal del objeto amado.
En cuestiones particulares sobre la opinión pública sobre el amor no queda establecida una perspectiva clara, pero sí nos refleja la forma de ser de los griegos, nos revela su espíritu curioso, controversial y filosófico. 
Con lo anterior queda claro que, pese a las divergencias del pensamiento en una misma época, en la Antigua Grecia predominaba el uso de la razón y era el recurso principal de los habintantes de esta época.


KARINA GALLEGOS


BIBLIOGRAFÍA:
-Platón. Diálogos. Editorial Porrúa, México 1981.
-Speckman, Elisa. Historia Universal, Editorial Trillas, México 1993.

viernes, 1 de octubre de 2010

LA OPINIÓN PÚBLICA EN LA EDAD ANTIGUA

ROMA
Roma, en un principio, parece que era sólo una dependencia de la ciudad latina de Albalonga. Su primera forma de gobierno fue la monarquía, dentro de la cual ejercieron influencia los etruscos. Pero expulsados éstos, los romanos proclamaron el régimen republicano, vivamente agitado por las pugnas entre plebeyos y patricios y por las guerras.

Roma se engrandeció; pudo rechazar el acoso de los galos, sometió a los latinos y en el siglo III a.C. emprendió las guerras púnicas contra Cartago, a la cual venció. 

Entre tanto, se creó en Roma un gran malestar social  por el enriquecimiento de las clases altas, su acaparamiento de la tierra y el empobrecimiento de los plebeyos.

El pueblo romano tuvo gran vocación por la vida jurídica y las normas elaboradas; a lo largo de su historia formaron el llamado Derecho Romano que ha servido de modelo a las leyes de muchos pueblos de Europa y de América.

En la época republicana, en lugar del antiguo monarca los romanos nombraron dos gobernantes que recibían el nombre de cónsules. 
En poco más de un siglo Roma se convirtió en señora absoluta del Mediterráneo, no quedaba ninguna potencia capaz de turbar su tranquilidad. Sin embargo, la expansión territorial y las continuas guerras habían terminado con la estabilidad interna de Roma.
Para evitar las sublevaciones populares los gobernantes adoptaron la política de PAN Y CIRCO. El pan era regalado o distribuido a bajo costo y periódicamente se realizaban espectáculos gratuitos.

Después siguió la época imperial de Roma, en la cual Octavio fue el primero en ejercer el poder. Los emperadores ya no compartían el poder con nadie y cada día eran más autoritarios, por ello para mantenerse en el gobierno debían recurrir al apoyo del ejército.Durante este periodo la corrupción, la miseria y el descontento se adueñaron de Roma. 

El siglo III a. C. presenció la decadencia del Imperio Romano. Ante las difíciles condiciones de la vida, los romanos se refugiaron en religiones que les brindaban consuelo o les prometían una vida ultraterrena. Se adoptaron religiones orientales como el culto egipcio a Isis, el persa a Mitra y el cristianismo, que a penas comenzaba a aparecer en la gama de religiones.

Sin duda alguna la cultura romana tuvo una destacada participación en el ámbito jurídico, en la literatura y en el arte, en los cuales tuvieron una época de esplendor que sigue maravillando al mundo hasta nuestros días. Sin embargo, toda la grandeza de la cultura romana pareciera ser únicamente una justificación de los actos que cometían. 

El hedonismo jugó un papel importantísimo en la vida de los romanos, pues su filosofía estaba basada en el placer, exclusivamente en la satisfación (usando las raíces antiguas de esta palabra) de las necesidades primarias.  En la opinión pública romana el placer era visto como el fin mismo de la vida, como una cualidad intrínseca del existir, por lo cual se aplaudía la crueldad con afán de diversión, las orgías, las fiestas, los lujos, la comida. Todos los excesos que puede alcanzar el ser humano ya fueron conocidos por los romanos.

Sin embargo, en cuento a opinión pública y siguiendo la misma lógica del hedonismo, explicaré la forma en que era visto el amor entre parejas desde la perspectiva de un romano, Ovidio.
En su libro El arte de amar, ovidio señala que las mujeres eran exhibicionistas por naturaleza y que deseaban ser miradas, por lo cual era necesario para el hombre acudir a las carreras de caballos o al circo para encontrarse con los favores del amor.

En cuanto a lo anterior, Ovidio da consejos sobre cómo entablar una conversación con la joven a la que se quiera conquistar, entre los cuales se encuentra la mentira, pues él considera que no se debe mostrar uno tal como es, sino que debe adecuarse a los gustos y necesidades del otro para poder gustarle.

También habla sobre un concepto muy común pero poco frecuente en nuestra sociedad,la caballerosidad. Ovidio dice que debe tenerse cualquier cantidad de detalles con la otra persona, pero exclusivamente para cautivarla, por ejemplo señala que si a una hermosa mujer le arrastra el vestido al suelo la ayudes a recogerlo y puedes aprovechar para verle las piernas.

Sin embargo, cabe mencionar que hace hincapié en que todos estos pequeños detalles son muy importantes, siempre y cuando la otra persona sea frívola.

Al referirse a los festines, Ovidio también menciona que son un lugar propicio para Cupido, y es precisamente aquí donde nos muestra su visión hedonista de la vida. En principio, dice que el vino predispone al amor y ahuyenta a las tristezas lo cual nos da un claro indicio de que no se trata un amor comprometido, un amor sano que permita el crecimiento de dos seres humanos, sino la simple somera satisfacción de los instintos básicos y de la evasión de la realidad perturbadora.

La mujer es vista, como ya hemos llegado a comprenderlo, como un objeto de ornamentación de la cual se espera únicamente la belleza física, y de la cual en ningún momento se resaltan sus cualidades morales, intelectuales y emocionales.

En general, este texto nos habla de hipocresía, de decir mentiras para alcanzar el objetivo que se quiere. Tal es el caso que hasta aconseja que el hombre que pretenda a una mujer debe acercarse a la sirvienta de ésta con el fin de conocer más su intimidad, y no sólo esto sino que señala que después de haber conquistado a la mujer y si la doncella era bella podía, incluso debía, iniciar una aventura también con la sirvienta.

El texto es amplio, y nos habla de  muchos aspectos más que determinaron a la opinión pública de la Roma Antigua en cuanto al amor, definitivamente sirve como herramienta para llegar a comprender más la filosofía hedonista seguida por esta cultura.


KARINA GALLEGOS




BIBLIOGRAFÍA:
-Alvear Acevedo, Carlos. Historia universal contemporánea. Editorial Jus, México 1995.

-Ovidio. El arte de amar.Editorial Tomo, México 2005.
-Speckman, Elisa. Historia universal. Editorial Trillas, México 1993.